Antidepresivos, un arma de doble filo

 

 En ningún caso se puede tratar    una depresión con estos fármacos sin prescripción médica; ya que la selección de la droga, y la dosis adecuada para un determinado caso y persona específica, requiere la supervisión de un profesional.

Existe una importante relación entre depresión y enfermedad cardiovascular, ya que se ha visto que un gran número de pacientes que sufrieron un infarto al miocardio pasan por un cuadro clínico de este tipo, y en aquellos en los que se usa antidepresivo, tendrían un mejor pronóstico en cuanto a mortalidad y en la evolución de su enfermedad.

Así como la depresión puede ocurrir después de un infarto, también es capaz de empeorar el pronóstico de esta dolencia. Por otro lado, las personas con depresión mayor tendrían mayor riesgo de enfermedad coronaria; lo que puede explicarse por el hecho de que los factores de riesgo, como una alta presión sanguínea, diabetes, alto colesterol y tabaco, son más comunes en personas con graves síntomas depresivos.

La Dra. Ana María Martini, psiquiatra de la Clínica Alemana, explica que la depresión podría desencadenar eventos cardiovasculares por varios mecanismos, aún no totalmente claros algunos de ellos, pero es posible mencionar por ejemplo que la depresión puede aumentar los factores de riesgo como la obesidad, el sedentarismo y tabaquismo.

También, se ha encontrado en los pacientes con depresión un aumento de la reactividad plaquetaria, y otros indicios de laboratorio compatibles con el aumento de marcadores inflamatorios.

Por otro lado, se estima que alrededor del 20% de las personas con enfermedad cardíaca grave, presentan un cuadro de depresión mayor; y varios estudios concluyen que este trastorno puede tener efectos negativos sobre la progresión de la salud cardiovascular; e incluso la cifra puede llegar a un 27% en los pacientes hospitalizados con arteriosclerosis. Una vez reconocido el cuadro depresivo, además de un tratamiento farmacológico, se realiza una psicoterapia. En este momento, es muy importante que se establezca una comunicación entre el psiquiatra y el cardiólogo para analizar las posibles terapias a seguir.

Los pacientes con enfermedad coronaria se ven beneficiados de los programas de rehabilitación que incluyen apoyo emocional a cargo de un psiquiatra; pero el problema de este tratamiento no farmacológico, es que tiene un alto porcentaje de deserción. Por lo mismo, estudios concluyen que el uso de medicamentos podría ser superior a la psicoterapia para aliviar la depresión mayor, experimentada por los pacientes cardíacos graves.

Riesgo latente

Existen estudios que han revelado que el tratamiento continuo con antidepresivos reduce en un 70% el riesgo de recaídas en depresiones graves; y se aconseja que ante este trastorno, el tratamiento farmacológico se prolongue por varios meses después de la desaparición de los síntomas: al menos por seis meses o tiempos más prolongados en algunos casos, e incluso indefinidamente.

Pero, si bien el porcentaje de éxito del uso de antidepresivos es alto, no da lo mismo cuál elegir, ya que juega un rol importante la historia clínica de cada persona.

Es de suma importancia que cada paciente explique y detalle a su psiquiatra sus antecedentes mórbidos: como sus enfermedades y operaciones; la presencia de hipertensión arterial o diabetes; y sobre todo, si ha sufrido un episodio cardiovascular alguna vez; porque a la hora de elegir el grupo de los antidepresivos, existen algunos que están contraindicados para aquellas personas con problemas al corazón.

Existe un grupo de fármacos llamado Tricíclicos, estos no deberían utilizarse en pacientes con infarto de miocardio reciente o trastornos graves en la conducción cardíaca. Su contraindicación es relativa en otras enfermedades del corazón, por el riesgo de aparición de efectos adversos como hipotensión ortostática (regulación de presión arterial anormal al ponerse de pie), taquicardia y arritmias; así como peligro ante interacciones medicamentosas. Los tres más conocidos son la Amitriptilina, Imipramina y Clomipramina.

“Una vez que se sabe que un paciente depresivo tiene una enfermedad al corazón, se escogerá algún tipo de medicamento que no va a provocar más riesgo a nivel cardíaco. En ese momento dejamos de lado los Tricíclicos, y preferimos el grupo llamado Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Seratonina (ISRS). Uno de los más utilizados es la Sertralina, tanto por la potencia antidepresiva, como por su seguridad en términos cardiovasculares, e incluso algunos estudios aseguran que disminuyen la agregación plaquetaria, o sea el riesgo de provocar trombosis, por lo que protegen del Infarto Agudo al Miocardio”, explica la doctora.

Por su tolerabilidad, los antidepresivos ISRS más recomendados para los enfermos cardíacos se encuentran, además de la Sertralina, la Fluoxetina, Citalopram y Paroxetina.

Es importante destacar que el buen pronóstico no sólo pasa por los beneficios de los antidepresivos sobre las enfermedades cardiovasculares, sino que -según cuenta la psiquiatra-, una vez que se comienza a superar la depresión, mejora la adherencia a todo el tratamiento farmacológico al que está sometida la persona, y a la vez, disminuyen los factores de riesgo psicosociales o ambientales, como el tabaco, el sedentarismo y el alcohol.

Hay otro grupo de antidepresivos que ya no se usan con tanta frecuencia, y son los llamados Inhibidores de la Monoaminooxidasa (IMAO). Estos también presentan un riesgo para la salud cardiovascular, ya que podrían producir crisis hipertensivas frente algunas situaciones, o por interacción con otros medicamentos.

A pesar de que los especialistas intentan mantenerse dentro del grupo de los ISRS, existen algunos casos muy refractarios a este tipo de fármacos, por lo que el paciente necesita que le cambien el medicamento por otro que dé mejores resultados. La Dra. Martini explica que se empieza a probar con otros antidepresivos, pero no inmediatamente con los Alrededor del 20% de las personas con enfermedad cardíaca grave, presentan un cuadro de depresión mayor. Tricíclicos, sino con alguno perteneciente al grupo de los de mecanismo de acción dual: Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina.

Estos últimos aun están en estudio para determinar qué tan útiles son, y cuánta seguridad pueden tener. Hay que tener precaución con una de las drogas de este grupo, la Venlafaxina, si es que el paciente es hipertenso, porque podría elevar la presión arterial en algunos casos; este efecto colateral es dosis dependiente. Otros medicamentos de esta acción dual son Milnacipran y Duloxetina.

Farmacoterapia

Los antidepresivos requieren normalmente varios días para comenzar a tener efecto, y varía entre pacientes de dos a tres semanas, e incluso hasta cuatro. “Las personas deben tener paciencia y ser muy rigurosos con el tratamiento, porque si no se toman la dosis recomendada se prolongará el tiempo de latencia”, detalla la psiquiatra.

Asimismo, si bien la causa más común de abandono de la terapia farmacológica se debe a los efectos secundarios de los antidepresivos la supresión brusca después de un tiempo de tratamiento puede causar también síntomas molestos para el paciente, denominado síndrome de discontinuación; es por esto que para evitarlos, se disminuye lentamente la dosis en un período de varias semanas.

Como siempre existe la posibilidad de que un paciente, por su enfermedad, ingiera una sobredosis de antidepresivos; a partir de diciembre del 2009 en Chile se venden con receta médica todos estos fármacos. “Es muy importante esta medida, ya que por ejemplo la sobredosis de Tricíclicos es tremendamente riesgosa para la salud del corazón, porque causa hipotensión, arritmia, en algunos casos también hipertensión, y problemas Los Tricíclicos, la Amitriptilina, Imipramina y Clomipramina, no deberían utilizarse en pacientes con infarto miocárdico reciente y alteraciones graves de la conducción cardíaca, por el riesgo de aparición de efectos adversos como hipotensión ortostática, taquicardia y arritmias.

Posibles efectos secundarios de los antidepresivos:

-           Reacción hipertensiva.

-           Disfunción sexual.

-           Pensamiento           suicida.

-           Supresión etapa REM del sueño.

-           La no  respuesta al  antidepresivo.

-           Aumento de  los sueños vívidos y pesadillas.

-           Incremento moderado de la libido.

En la conducción cardíaca que pueden incluso provocar paro cardíaco, más aun en los ancianos”, afirma la Dra. Martini. El consumo de antidepresivos es complejo, sobre todo cuando se tienen otros problemas de salud. Los especialistas llaman a no automedicarse, por lo que si se cree padecer una depresión, la persona debe recurrir directamente a un psiquiatra. Algunos de los signos más evidentes son: tristeza patológica, desgano, falta de energía, ansiedad, pérdida del placer y pensamiento suicida; así como alteraciones somáticas (dolores crónicos, fatiga, entre otros), del pensamiento, comportamiento, apetito y peso.

 

 

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