La vida después de:
El Accidente Vascular Encefálico
En Chile el 10% de las muertes se deben a este cuadro, que lo convierte en la segunda causa de mortalidad, siguiendo de cerca al infarto al miocardio. En el mundo es una de las principales causas de invalidez en el adulto: el 40% de los pacientes queda dependiente y el 30% desarrolla una demencia.
Las manifestaciones del accidente cerebrovascular dependen de la función de la zona comprometida, pero lo principal es saber reconocerlas para poder así reaccionar a tiempo, porque por cada 30 minutos de retraso, disminuye en un 10% la posibilidad de una buena recuperación.
La enfermedad cerebrovascular corresponde a una alteración neurológica secundaria a un problema vascular. Es decir, a raíz del daño de un vaso sanguíneo se lesiona el encéfalo, lo que produce este cuadro clínico.
El Dr. Jorge Tapia, neurólogo y profesor titular de las enfermedades cerebrovasculares de la Universidad Católica, cuenta que “tal como le ocurre a las cañerías en la casa que se tapan o rompen, los tapones en los vasos producidos por colesterol o émbolo, hacen que deje de llegar sangre a una zona del cerebro, provocando un infarto”. Otro riesgo es la rotura del vaso, debido a que provocaría una hemorragia.
Por lo tanto, hay dos tipos de accidentes vasculares encefálicos: Isquémico, por la obstrucción del vaso; o Hemorrágico, muy propio del cerebro. “El primero puede ser producido por el colesterol, presión alta o diabetes; así como es posible que las arterias se bloqueen por trombos provenientes del corazón”, explica el especialista.
¿Me puede pasar a mí?
Hay una serie de factores de riesgo en las enfermedades cerebrovasculares que se clasifican en dos tipos, aquellos que son modificables y los que no. Entre los últimos, el más importante es la edad, ya que pasado los 35 años el riesgo aumenta exponencialmente: de 30 casos por 100 mil personas a 3 mil casos por cada 100 mil personas hacia los 75 años; debido a que la edad va determinando que surjan lesiones cerebrales.
Respecto al género, los hombres son más propensos a sufrir un infarto cerebral que las mujeres, aunque ellas adquieren prácticamente el mismo riesgo después de la menopausia. Incluso, es posible determinar, aunque no se sabe bien la causa, que la raza negra tiene muchos más accidentes vasculares que los blancos; al igual que los orientales quienes también tienen tendencia a las hemorragias de este tipo.
“Entre los factores de riesgo modificables, la hipertensión arterial es el antagonista por excelencia, porque aproximadamente en la mitad de los accidentes vasculares es un factor único o asociado a otros, tanto en infartos como en hemorragia”, explica el neurólogo.
Las enfermedades cardíacas también influyen, y la más importante es la arritmia frecuente (fibrilación auricular) que es capaz de provocar una embolia que podría tapar una arteria cerebral. Otros factores de riesgo son el aumento del colesterol, la diabetes, tabaquismo, alcohol, drogas, obesidad y la vida sedentaria.
Atentos a los signos
El accidente vascular encefálico se caracteriza por presentar sus síntomas de manera súbita. Los principales son la pérdida de fuerza o coordinación de una parte del cuerpo, así como también la pérdida de sensibilidad, como en la cara, brazos y piernas a un sólo lado; la alteración visual, de un momento a otro se deja de ver por uno de los dos ojos; y el trastorno del lenguaje, no se habla bien y hay problemas para darse a entender.
Otro signo son las cefaleas, que se presentan sobre todo en las hemorragias. Este dolor de cabeza no es el habitual, es agudo y repentino, con máxima intensidad desde el principio, no como las jaquecas que empiezan con una molestia gradual que va aumentando. Además, puede haber una alteración de conciencia, conductual y del equilibrio en forma brusca.
Estos síntomas pueden presentarse todos juntos o aisladamente, pero basta con uno para que se deba llevar a la persona inmediatamente a un centro hospitalario. En los casos en que se presentan dos o tres manifestaciones, significa que el accidente vascular es más grave, porque es más extensa el área afectada que no está siendo irrigada.
“Sólo un 30 a 50% de la población reconoce el cuadro clínico del accidente cerebrovascular, un número muy bajo considerando la gravedad y la emergencia de este problema. Debido a esto, es que se han elaborado escalas fáciles de aplicar, y que permiten detectar el 70% de los casos”, detalla el Dr. Tapia, quien recomienda una “lista” (Ver Tabla) que se usa para identificar los signos del ataque cerebrovascular.
Tiempo = vida
El tiempo entre que aparecen los síntomas y se llega a un centro de salud es vital, porque según un estudio, por cada minuto en que la arteria permanece tapada y no le llega sangre a ese territorio del cerebro, se mueren dos millones de neuronas (de los 130 mil millones de neuronas que tenemos).
Para diagnosticar un accidente cerebrovascular y determinar si es un infarto o hemorragia, se debe realizar una resonancia magnética o escáner. Luego, y contra el tiempo se decidirá el tipo de tratamiento que se le aplicará al paciente, tomando en cuenta el tiempo que ha transcurrido y lo avanzado que puede estar el cuadro; porque existe uno que puede emplearse dentro de las primeras cuatro horas y media y sólo en los casos de infarto (nunca en las hemorragias).
Los trombolíticos son usados para deshacer el coágulo que está tapando la arteria, pero por cada media hora de atraso, disminuye en un 10% la buena recuperación.
Lo ideal es que una persona que está sufriendo este tipo de accidentes sea internada en una Unidad Cerebrovascular, semejante a la Coronaria, que cuenta con un equipo de especialistas para tratar a los pacientes. Según estadísticas, gracias a estas unidades se ha visto una disminución de la dependencia y mortalidad en un 22%, y una baja en el tiempo de hospitalización de seis días en las dos semanas que se permanece en el período agudo.
Durante esta fase se toman una serie de medidas para evitar cualquier daño mayor, y disminuir la morbilidad y mortalidad del paciente. Se mantiene la presión evitando que baje, para que no deje de llegar sangre a la zona que está mal irrigada; se monitorea la glicemia y la temperatura, porque si llegan a subir aumentarán el daño. Así mismo, hay que cuidar la hidratación, porque pueden sufrir alteraciones del sodio; y hay que tener precaución con las posibles trombosis o neumonías que pueden aparecer por estar postrados.
Otro aspecto importante es el inicio precoz de la neuro-rehabilitación, que estará dirigida por un neurólogo, junto a un equipo conformado por un kinesiólogo, terapeuta ocupacional, fonoaudiólogo, psiquiatra y/o psicólogo. A penas llega la persona de urgencia se deben realizar ejercicios respiratorios para evitar neumonías, movilizar pasivamente piernas y brazos, y cuidar la deglución ya que más o menos un tercio de los accidentes vasculares presentan un trastorno.
Como aproximadamente un tercio de los que sufren accidentes cerebrales muere, otro tercio se recupera satisfactoriamente pero con pocas secuelas, y alrededor de un 40% sobrevive con secuelas que van a requerir algún grado de apoyo, ya sea menor hasta la persona que está postrada en cama, incontinente y alimentándose por sonda; la rehabilitación ciertamente ayuda a que el paciente obtenga un máximo de compensación a través de otras funciones que preserva; por lo que se le enseñará a ser autosuficiente mediante otros movimientos.
“Se cree que hay cierto grado de plasticidad en las neuronas, por lo que empiezan a asumir otras funciones, o que puede haber una recuperación de éstas, las que al no morir y una vez retornado el riego sanguíneo, retoman sus funciones vitales”, agrega el Dr. Tapia.
Debido a esto es que es muy importante la quinesioterapia y la terapia ocupacional, en la que le van enseñando al paciente cómo utilizar los cubiertos para comer, cómo hacer para lavarse los dientes, ir al baño, vestirse y caminar.
La rehabilitación debe ser permanente para poder mantener todos los logros alcanzados y no retroceder. “La persona irá aprendiendo los ejercicios y actividades que tiene que hacer, entonces con el tiempo dejará de venir todos los días o día por medio al centro, y lo hará sólo una vez a la semana, y el resto de los días continuará su rehabilitación en casa. Durante las visitas el médico evaluará cómo va la evolución y los ejercicios”, detalla el neurólogo.
Los infartos tienden a repetirse, por lo que hay que determinar en el período agudo cuál es la causa, porque la mayoría de las veces volverá a ser del mismo tipo. Una vez identificados los factores de riesgo hay que tratarlos y modificarlos, y cada especialista se dedicará a ayudar al paciente (cardiólogo, diabetólogo, entre otros) para prevenir que vuelva a ocurrir, esta es la llamada prevención secundaria que se deberá realizar de por vida.
Tabla
Escala de Evaluación para un Accidente Cerebrovascular
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Normal
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Anormal
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Caída de un lado del rostro
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Haga sonreír a la persona.
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Ambos lados de la cara se mueven igualmente
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Un lado de la cara no se mueve.
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Pérdida de movilidad de un brazo.
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Hacer que la persona levante ambos brazos por 10 segundos.
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Ambos brazos se mueven igualmente.
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Un brazo se levanta menos que el otro, o no se mueve.
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Imposibilidad para darse a entender o pérdida del habla.
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Haga que la persona repita una oración simple.
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La persona utiliza palabras correctas y bien pronunciadas.
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Palabras mal pronunciadas, inapropiadas, o se queda mudo.
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Destacados:
Los hombres son más propensos a sufrir un infarto cerebral que las mujeres.
Por cada minuto en que la arteria permanece tapada y no le llega sangre a ese territorio del cerebro, se mueren dos millones de neuronas.
“Sólo un 30 a 50% de la población reconoce el cuadro clínico del accidente cerebrovascular, un número muy bajo considerando la gravedad y la emergencia de este problema”.
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