Durante esta etapa es más frecuente la mortalidad por fracturas que por cáncer de mamás, se presentan cambios en el ánimo, y baja la producción hormonal, sólo por nombrar algunos de los síntomas más frecuentes. ¿Por qué ocurre esto? Se lo respondemos aquí...
Contrario a lo que comúnmente se cree, menopausia y climaterio no son sinónimos. Y esta es la diferencia: la menopausia se caracteriza por ser la última menstruación de la mujer, que ocurre entre los 48 y los 50 años generalmente, mientras que el climaterio es el período que antecede y precede al fin de la etapa fértil.
La Doctora Paulina Villaseca, Gineco-obstetra y epidemióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica que es durante el climaterio donde el cuerpo experimenta grandes cambios fisiológicos, que paulatinamente reducirán la producción de estrógenos para dar paso a la menopausia. “Los cambios hormonales que caracterizan al climaterio producen irregularidad de las menstruaciones, tanto en su periodicidad como en la cantidad del flujo menstrual, reglas más, o menos, frecuentes, y el sangrado puede ser escaso o hemorrágico. Es normal que haya síndrome premenstrual, con cambios de energía y de ánimo los días previos a la regla, así como jaquecas y otros”, señala.
Pero no son los únicos síntomas. Los más comunes durante la pre y post menopausia son los bochornos y la sudoración, frecuentemente acompañados de taquicardia y agitación. También existen mujeres que pueden presentar insomnio, dificultad en la concentración, estados depresivos o de irritabilidad, e inestabilidad emocional durante el climaterio.
Otros de los cambios que enfrentan es la sequedad vaginal y atrofia de los tejidos urogenitales, los cuales podrían generan inhibición del deseo sexual, facilitando la aparición de infecciones vaginales y urinarias, y en muchas ocasiones, hasta incontinencia urinaria.
El cuidado
Para llegar de manera óptima a esta etapa de la vida, es necesario haber tomado conciencia desde edades más tempranas sobre las precauciones que hay que tomar: Mantener una dieta equilibrada, evitar el tabaco, realizar ejercicio regularmente y controlar el estrés, son los cuidados básicos que se deben tener antes y durante esta etapa de la vida. “Lo ideal es cuidar el peso, la presión arterial debe ser controlada y se deben evaluar los lípidos sanguíneos para así saber cómo el cuerpo enfrentará los cambios”, dice la doctora.
Respecto a los huesos, se debe medir la densidad ósea para verificar si existen factores de riesgo de osteoporosis. Por otra parte, como medida de precaución se debe mantener una exposición solar controlada para así metabolizar la vitamina D en la piel, ya que es muy importante para la preservación de la masa ósea. Por último, y lo más importante, las mujeres deben hacerse mamografía y el examen del Papanicolau anualmente, ya que así se podrán prevenir o detectar patologías de alta prevalencia en este grupo etario.
Ojo con las enfermedades asociadas
Cuando ya se presenta el climaterio en la vida de las mujeres, además de tener diversos síntomas y cambios fisiológicos, se pueden apreciar diferentes enfermedades asociadas a esta etapa. Los cambios corporales importantes se encuentran relacionados principalmente con aceleración de la pérdida de masa ósea, siendo así la menopausia la principal causa de os-
“Los síntomas más comunes durante el climaterio y la postmenopausia son los bochornos y la sudoración, frecuentemente acompañados de taquicardia y agitación ”teoporosis y fracturas por fragilidad de los huesos en la mujer.
De esta manera, es durante el climaterio que las posibilidades de morir por fracturas osteoporóticas sea mayor que la probabilidad de morir por cáncer de mama. Por su parte, “el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares se acrecienta producto del aumento de la presión arterial, el incremento de los niveles del colesterol; la sensibilidad a la insulina favorece la resistencia a ésta, aumenta el peso y cambia la distribución de las grasas hacia la parte central del cuerpo, que es metabólicamente inadecuada, afectando las arterias y aumentando la acumulación de lípidos”, comenta la ginecóloga.
Tan importante es el impacto de la menopausia en el riesgo cardiovascular, que si se comparan mujeres del mismo grupo de edad - un grupo de ellas todavía sin menopausia y el otro ya postmenopáusicas- las últimas tienen significativo mayor riesgo cardiovascular que sus pares sin menopausia. En el sistema nervioso central se presentan los trastornos del ánimo y baja la energía de la capacidad de aprendizaje. Se ha visto que mujeres con menopausia prematura tienen mayor deterioro neurológico y en edades más tempranas que las mujeres que tienen la menopausia a una edad normal.
Tratamiento
Para la mujer climatérica o postmenopáusica que presentan algunos de los síntomas descritos, la terapia hormonal de reemplazo es el tratamiento eficaz para controlarlos. “La elección del tipo de hormonas, su vía de administración, la progestina utilizada en la combinación hormonal, así como una evaluación adecuada de la mujer que puede usar hormonas con seguridad, permiten hacer el tratamiento con hormonas femeninas en un buen balance beneficio/riesgo”, señala la especialista.
La mujer que presenta síntomas exclusivamente en su sistema urogenital o que sufre un deterioro en su vida sexual, puede utilizar terapia hormonal de acción local (tabletas, cremas u óvulos vaginales de estrógenos) y/o andrógenos (testosterona) en cantidades femeninas, de acuerdo a la evaluación que haga el médico tratante en cada mujer.
Hormonas y corazón
Durante el climaterio, como ya se señaló, la mujer empieza a
bajar la producción hormonal llevando con ello diversos cambios fisiológicos, por lo que se debe realizar un tratamiento de reemplazo, que en ningún caso su finalidad única será hacer prevención cardiovascular.
Sin embargo, se ha podido establecer que en las mujeres sintomáticas, que están siendo tratadas con hormonas, los parámetros de riesgo cardiovascular son mejores que en las pacientes sin tratamiento. “Quienes requieren tratamiento hormonal son principalmente aquellas mujeres más cercanas a la menopausia, que son las más sintomáticas y generalmente menores de 60 años de edad. Por su parte, a las mujeres mayores de 60 años, se les adaptará el tratamiento bajando el consumo de estrógeno y combinándolo con progestinas de menor riesgo, para así evitar un eventual compromiso vascular”, finaliza la doctora.
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