La intolerancia a la glucosa ¡Adiós a los dulces!
Dejar de comer pasteles y azúcares refinados es la clave para volver a la normalidad. Es posible que no sea el consejo que quisiera escuchar, pero puede hacer la diferencia entre una buena salud y la diabetes. La brecha es muy corta.
El problema es el siguiente: No hay una tolerancia adecuada del organismo al comer dulces. Y aunque el tema parece simple, lo cierto es que este problema merece más de una explicación médica. Esta enfermedad está asociada con un gran riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares como el infarto y accidentes vasculares cerebrales.
El Dr. Jaime Díaz, diabetólogo de la Clínica Santa María explica que al existir esta intolerancia, cuando se consumen ciertos alimentos sube el nivel de azúcar en la sangre. “Para hablar de intolerancia a la glucosa deben conjugarse dos cosas: que los pacientes estén dentro de la base etiopatogénica, que es el Dr. Jaime Díaz Clínica Santa María déficit de insulina por la célula beta del páncreas, o algún grado de insulino-resistencia, que predispone el desarrollo de diabetes” señala el especialista.
A lo anterior, hay que agregar la relación entre la insulinaresistencia e intolerancia a la glucosa: La Resistencia a la Insulina, parece ser el trastorno básico de esta intolerancia a la glucosa, es decir, que la glucosa no puede ser introducida a las células fácilmente, produciendo así un mal consumo de energía, aumento de grasa en la sangre, y mayor producción de insulina en el páncreas, en un intento de compensar y mantener el equilibrio metabólico. De todas formas, el médico señala que, aunque no está determinado completamente, “Cuando hay insulino-resistencia, no necesariamente hay intolerancia a la glucosa”
¿Cómo sé si padezco de esta enfermedad? A saber, la intolerancia a la glucosa no presenta síntomas, por lo que para diagnosticarla sólo se necesita hacer un examen de rutina para conocer los niveles de glicemia. Todo lo dirán los índices: si el examen señala que la glicemia marca entre 100 y 120, el paciente padece de intolerancia a la glucosa en ayunas, mientras que si marca entre 140 y 200 hablamos de intolerancia post carga – es decir, después de ingerir azúcares-. “Hay que tener en cuenta que sobre 200 ya se considera Diabetes” señala el Dr. Díaz. ¿Quiénes deben hacerse el examen? Según un estudio realizado por el Dr. Hernán García, de la Unidad de Diabetes del Hospital San Juan de Dios, de un 30% de intolerantes estudiados, 10% regresaba a una condición normal, si se tomaban medidas no farmacológicas, como dietas y ejercicios. Sin embargo, los otros 2/3 se convertían finalmente en diabéticos.
Por lo tanto, la clave está en poner atención a los factores de riesgos asociados a esta enfermedad. “Yo controlaría a todos los hijos gordos de diabéticos, a los obesos, y a los mayores de 40 años. El individuo que llega a una consulta espontánea y tiene índices de 110, ya no debe ser catalogado como normal. Ese señor tiene una intolerancia a la glucosa, tiene algo de la glicemia que no es compatible con los índices normales, y aunque aún no es diabético, hay que controlarlo porque ese es el próximo paso”, señala el Dr. Díaz.
¿Cómo puedo revertirla? Además de renunciar al consumo de dulces (azúcares refinados, pasteles, etc) algunas de las claves para revertirla, son iniciar una rutina de ejercicios, bajar de peso, y tratar la hipertensión, arterial. Sin embargo, hay alimentos que también contienen azúcar, llamados complejos, como las leguminosas, los cereales, la avena o el arroz, pero que afectan menos a un intolerante a la glucosa. Por supuesto que existen azúcares recomendados como los provenientes e las verduras y las frutas, además de las grasas monoinsaturadas que, a diferencia de las grasas saturadas, que elevan el nivel de colesterol en la sangre, disminuyen el nivel del LDL, o más conocido como el colesterol malo. Algunos alimentos que las contienen son: el aceite de oliva, los frutos secos y las aceitunas, entre otros.
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