OBESIDAD E HIPERTENSIÓN,
UN RIESGO PERMAMENTE

Hacer ejercicios, controlar la cantidad de calorías que se ingieren y llevar una dieta baja en azúcar, son algunos de los pasos a seguir para evitar la incidencia de estas enfermedades. Una tarea fácil si la finalidad es proteger al corazón

 

Cada vez se habla con mayor naturalidad de la obesidad y la hipertensión, y ya es común que la gente los identifique como factores de riesgo para la salud. Pero pocas veces se explica que cuando estas enfermedades conviven, pueden ser mucho más nocivas para el organismo que cuando se presentan por separado.

Se entiende que la hipertensión es como un sistema de cañerías en los que la presión que está ejerciendo la sangre sobre ellas está aumentada y pueden romperse o provocar hemorragias, como las cerebrales. Lo que la gente muchas veces no sabe, es que cuando esto ocurre, con el tiempo las tuberías se engrosarán, y por lo tanto la cantidad de sangre que empieza a pasar por ellas es cada vez menos. De esa manera ocurren los infartos, la aterosclerosis o las vasculopatías (gangrena en las piernas).

El nefrólogo de la Universidad Católica, Dr. Rodrigo Tagle, quien además fue presidente de la Sociedad Chilena de Hipertensión Arterial hasta Agosto de este año, comenta que estas enfermedades se relacionan por dos fenómenos importantes: el primero es el que habla del síndrome metabólico, un conglomerado de factores de riesgo cardiovascular –como la dislipidemia, la presión alta, el mal control de la glicemia- que inciden en la aparición de la hipertensión arterial. “Cuando se tienen mucha grasa inflamatoria en la zona abdominal, es de decir, el cuerpo tiene forma de manzana, esas personas serán inducidos por variados mecanismos hacia una hipertensión”, señala.

Esto se explica, porque dicha grasa abdominal a la que se hace mención es la que se denomina pro-riesgo cardiovascular. Está dentro del abdomen, y no puede ser eliminada, por ejemplo, con una lipoaspiración; crece mucho y la irrigación es más lenta, provocando una inflamación y una serie de sustancias que conllevan al mencionado síndrome metabólico.

En otra vereda, pueden existir obesos, que al comer en exceso, producen mucha insulina, por lo que el organismo secreta más de la misma. Esto puede provocar que el músculo deje de consumir esta glucosa, dando paso una resistencia insulínica, sin embargo, el riñón no reacciona de la misma manera, y comienza a retener mucha sal y agua en estas condiciones, lo que también puede dar paso a la hipertensión.

Pese a lo anterior, el especialista señala que puede existir un grupo menor a los que llama “obesos alegres”, los que pese a su condición no presentan hipertensión, y esto ocurre por distintas razones: “Podría ser que un obeso genéticamente predispuesto, es decir, que sea obeso debido a su metabolismo lento y no por la ingesta de comida, no presente resistencia a la insulina, ya que no la secreta en exceso, y si además la grasa que se acumula en la zona abdominal no es la peligrosa, tendrá menos posibilidades de padecer hipertensión”.

Cuestión de familia

El síndrome metabólico predomina en las mujeres, especialmente en el período posmenopáusico. Este grupo es el que tiene más riesgos, y aunque no se sabe muy bien la causa, se atribuye a los cambios hormonales propios de la edad y a otras conductas relacionadas con los factores socio-familiares. El especialista explica que las mujeres al jubilar o al quedarse sola, al irse los hijos de casa, muchas veces presentan rasgos de depresión y falta de actividad, lo que las hace subir de peso, provocando la aparición de múltiples factores de riesgo.

Pero no sólo las mujeres han aumentado notablemente los índices de obesidad. En Chile, los niños están subiendo de peso de manera drástica; de hecho, casi el 20% de los menores en primer año básico son obesos. El Dr. Tagle, explica que una de esas causas está relacionada con las ingesta de alimentos como las bebidas de fantasía, lo que repercute en el peso, pero también en la aparición de hipertensión a largo plazo. “Cuando un niño toma una lata de bebida, está consumiendo 40 gr de hidratos de carbono, aproximadamente, lo que equivale a casi 10 cucharadas chicas de azúcar. Por lo tanto, si la bebida no es dietética, las calorías que consumirá son muchísimas”.

Cómo evitarlo

Mientras una persona esté expuesta a una dieta redundante en hidratos de carbono, frituras y grasas saturadas, lo más probable es que nunca logre perder peso. Pero se puede avanzar llevando a cabo los siguientes consejos de alimentación saludable:

  • Llevar una dieta baja en azúcares, especialmente en fructosa. “La industria alimenticia, está utilizando la fructosa como edulcorante en la elaboración de los alimentos. Este es uno de los elementos que puede inducir más frecuentemente a una resistencia insulínica y síndrome metabólico”.
  • Bajar las calorías que se consumen a diario.
  • Hacer ejercicio, con el fin de que los músculos consuman el azúcar que han dejado de consumir, debido a la resistencia insulínica.

 

“En la Encuesta de Nutrición y Salud del año 2003 (actualmente se está llevando a cabo la de 2010), una de las cosas que primero llama la atención, es que los que tienen más sobrepeso (IMC entre 25 y 29) son los hipertensos, por sobre los normotensos; lo mismo pasa con los Obesos (IMC sobre 30). Por otro lado, tenemos más del 75% de los hipertensos con sobrepeso u obesidad”, señala el doctor Tagle.

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