RECUERDE: VIVIR ESTRESADO DAÑA SU CORAZÓN

Situaciones como un duelo, quedar sin trabajo o una separación, pueden afectar nuestra estabilidad emocional y llevarnos a un estado de estrés, que no sólo provoca intranquilidad, si no que también, afecciones físicas, incluso,  cardiovasculares.

 

Llevar el peso de un mal momento puede significarnos atentar en contra de nuestra salud. El aumento en el consumo de cigarrillo, de alcohol, y el desgano que provoca estar “estresado”, afectan bruscamente nuestra salud, y peor aun, nuestro órgano principal: el corazón. Vivir situaciones de enojos, o estrés en cualquiera de sus versiones (laboral, emocional, etc), puede hacernos pasar por algo más que un mal rato.

 

Según Claudia Pizarro Wattson, Psicóloga del Departamento de enfermedades cardiovasculares, nefrología y reumatología de la UC, el estrés se produce cuando un individuo se ve enfrentado a demandas externas y/o internas que sobrepasan la capacidad de respuesta, es decir, “los recursos que tiene el individuo para adaptarse a estas exigencias se agotan. Algunos eventos generadores de estrés que podemos mencionar son las pérdidas personales, cambios en el trabajo, problemas económicos, enfermedad o lesión, cambios en el estilo de vida o familiares, y la jubilación, entre otros”, señaló.

Así mismo, y dando una explicación desde la esfera cognitiva, el estrés es el resultado de la interpretación que hacemos de los eventos, lo que implica considerar las experiencias de vida que ha tenido la persona. De este modo, nos referimos al concepto de coping (afrontamiento), el cuál puede ser activo o pasivo, en el que la persona aborda la situación generadora de estrés. Desde otro modo, se explica que “las múltiples causas que generan estrés pueden ser las mismas para cualquier persona. Las diferencias se encuentran en los distintos modos de interpretar las situaciones estresantes y las consiguientes respuestas adaptativas”, comenta Pizarro.

Pero, ¿por qué se dice con frecuencia que el estrés daña al corazón?. La Psicóloga explica que esta relación se produce dependiendo del afrontamiento que tenga el paciente al estrés que padezca. “Se verá directamente afectado en individuos con enfermedad cardiovascular o predisposición a ella, mediante la activación de la producción de cortisol y catecolaminas. Así, el estrés puede aumentar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y las demandas de oxígeno del corazón”, explica.

¿Cómo se siente?

Algunos síntomas que se presentan en las personas con enfermedad cardíaca son el dolor de pecho cuando están bajo presión, y si sus arterias están tapadas, es probable que el corazón no reciba la sangre extra que necesita durante una situación de estrés. Esto puede ocasionar que los niveles de oxígeno en el corazón sean inadecuados. Así mismo, se elevan los niveles de presión arterial pudiendo actuar como factor gatillante en aquellos individuos que tienen predisposición a hacer una hipertensión arterial. Por otra parte, afecta de manera indirecta cuando se llevan estilos de vida poco saludables, como lo son la alimentación rica en grasas saturadas, el tabaquismo, la alta ingesta en el consumo de alcohol, sedentarismo y la baja adherencia al tratamiento médico.

“Es el estrés negativo y crónico el que afectará al corazón, por ello es imprescindible el trabajo psicoterapéutico para que el individuo desarrolle destrezas que le permitan un afrontamiento activo al estrés. Esto permite el desarrollo de nuevos esquemas cognitivos, nuevas conductas y por consiguiente un mejor y adecuado manejo emocional que le permitirá adaptarse a las demandas del medio”, señala la psicóloga.

Tratamiento anti-estrés

En estos casos, lo ideal es atenderse con un especialista psicólogo de modo de poder desarrollar destrezas que le permitan al individuo hacer frente a estas demandas que actualmente están agotadas y están generando el cuadro de estrés. Del mismo modo, poder generar un estilo de afrontamiento activo y poder reaprender formas de interpretación de los acontecimientos.

Otros aspectos importantes a considerar para combatir el estrés son el mantener una nutrición adecuada, realizar ejercicio físico, conversar acerca de lo que le pasa y pedir ayuda. En ocasiones, y previa evaluación de un especialista, podría ser necesario el apoyo psicofarmacológico.

Pese a todo lo anterior, no todo el estrés es negativo, ya que existe también el estrés positivo, que moviliza, mantiene la atención y concentración, genera ideas positivas, optimismo, vitalidad y adecuada respuesta a los imprevistos. Algunos ejemplos de ello, son los ascensos laborales y enamorarse.

RECUADROS

Si usted tiene algunos de estos síntomas, podría padecer de estrés. No se descuide:

Psicológicos
Irritabilidad
Sensación de riesgo o problemas inminentes

Sensación de impotencia, desesperanza e inseguridad
Tristeza

Actitud defensiva
Ira

Hipersensibilidad
Apatía

Desconcentración

 

Físicos

Dolor de cabeza
Rechinar de dientes (bruxismo), mandíbula apretada
Resequedad-tensión garganta

Dolor de pecho y Falta de aire
Palpitaciones, Presión sanguínea elevada

Dolores musculares
Indigestión, Estreñimiento-diarrea

Sudoración incrementada, manos frías y sudorosa
Fatiga

Trastornos del sueño
Enfermedades frecuentes (somatización)

Conductuales

Sobrealimentación/inapetencia
Impaciencia
Tendencia a discutir

Tendencia a la postergación, retraimiento y asilamiento
Mayor consumo de Alcohol, tabaco y otras drogas

Evitación de responsabilidades
Rendimiento deficiente en el trabajo

Dolor de pecho y espalda
Agotamiento

Higiene personal deficiente (en casos extremos)
Asociado a cambio de prácticas religiosas

Cambio en las relaciones familiares íntimas

 

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