Rica en frutas, verduras, legumbres y otros alimentos vegetales, la Dieta mediterránea es, por excelencia, el más completo método de alimentación existente, y el más recomendado por los especialistas.
No es coincidencia que una investigación realizada durante la década del sesenta, denominada “Estudio de los siete países”, en que se analizaban los hábitos alimenticios de americanos, europeos y asiáticos, diera como resultado una mayor expectativa de vida y menor tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular en los países del mediterráneo, principalmente en Grecia y el sur de Italia, en comparación con otros países estudiados como Estados Unidos. Incluso, investigaciones publicadas en prestigiosas revistas internacionales, como el British Medical Journal, señalan que el consumo adecuado y constante de esta dieta incidiría en la expectativa de vida de los europeos, incrementándola hasta en un año. Y es que los beneficios son muchos: Uno de las mayores ventajas que este tipo de dieta otorga al organismo es el cuidado de la salud cardiovascular, debido a que los alimentos que se ingieren tienen componentes que ayudan a su adecuado funcionamiento. Así, el aceite de oliva -y la grasa insaturada que contiene- como también el Omega 3 contenidos en los alimentos marinos, aportan grandes beneficios para el cuerpo, y en especial para el corazón, evitando la formación de placas de colesterol en las arterias y provocando un efecto “limpiador” en ellas. Pese a que en Chile nos acercamos en cierta medida a la Dieta mediterránea, aspectos que nos alejan de una alimentación completamente saludable es, por ejemplo, el alto consumo de azúcar que caracteriza a los chilenos, uno de los grandes responsables del aumento en los índices de obesidad en nuestro país.
Una buena forma de comenzar a modificar los hábitos alimenticios, es tener claro cuáles son los productos que nunca pueden faltar en casa. Así, le entregamos una lista de los componentes fundamentales y característicos de la dieta mediterránea:
- Aceite de oliva como principal grasa culinaria
- Alimentos vegetales en abundancia, como frutas y verduras frescas, además de Cereales.
- Frutos secos
- Consumo frecuente de pescado
- Vino, en forma moderada (1-2 vasos)
- Bajo consumo de carnes rojas, leche, derivados lácteos y azúcares simples.
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